Sotavento es, para muchos, el tramo de costa más paradisíaco de las Islas Canarias. Nueve kilómetros de arena fina y aguas turquesa que reservan una maravilla aún mayor: una playa con dos orillas. Este curioso fenómeno se debe, en gran parte, al origen volcánico del archipiélago. Hace millones de años, Sotavento era parte de un islote independiente de Fuerteventura, aunque una erupción hizo que ambas se unieran. Pero hay mucho más…
En los 1.500 kilómetros de costa de las Islas Canarias hay sitio para todo tipo de playas, incluso para aquellas que parecen sacadas de un cuento. Entre ellas, destaca una que desafía toda lógica: la playa de Sotavento. Se encuentra situada en la península de Jandía, al sur de Fuerteventura, una zona que antaño no formaba parte del territorio majorero. La erupción de un volcán hizo que ambas tierras quedaran selladas a través de un istmo arenoso conocido como La Pared.
Los nativos utilizaban este elemento natural para defender a los núcleos de población situados a norte y sur de los ataques de sus vecinos. Pero lo que antaño separó a los majos (los antiguos habitantes de la isla), hoy nos acerca aún más al Atlántico. Esta gran masa de arena es el ingrediente principal para lograr abrir las aguas, aunque no el único. El viento y las mareas juegan un papel fundamental. Conseguir combinar todos estos elementos para disfrutar de esta playa puede parecer cuestión de suerte, pero sin duda, Fuerteventura tiene mucha magia. Su nombre, que significa fuerte viento, no solo da alas a los muchos surfistas, windsurfistas y kitesurfistas profesionales que visitan esta zona, sino que también permite pasear relajadamente entre las dos orillas en casi cualquier época del año.
Además de esta maravilla, Sotavento esconde muchos más secretos. En la zona de la Playa de la Barca, la marea forma una laguna natural sobre la arena de cuatro kilómetros de diversión, pero solo medio metro de profundidad. Esta piscina natural efímera es perfecta para disfrutar en familia. Y a solo unos pasos en dirección al interior se encuentra el Mirador de Salmo, un sencillo banco pintado con los colores del arco iris y situado frente al mar, que es toda una celebridad en las redes sociales.
Recorriendo las playas de la península de Jandía
Se dice que Fuerteventura es “la playa de las Islas Canarias”. Y lo cierto es que, con solo un 10% de la costa total del archipiélago, esta isla atesora algunas de las playas más espectaculares. Gran parte de este logro se debe a la península de Jandía, hoy convertida en uno de los parques naturales de mayor extensión. En sus más de 14.000 hectáreas, encontramos lagunas, desiertos, arenales, animales y plantas endémicas, diferentes miradores y un sinfín de playas y calas.
Morro Jable, Costa Calma y Cofete: tres formas diferentes de disfrutar del mar
En Morro Jable, uno de los principales puntos turísticos de Fuerteventura, se encuentra la playa del Matorral. Este paraje se encuentra protegido debido al ecosistema que alberga, el saladar de Jandía, que sirve como punto de nidificación para distintas aves marinas. Una parada casi obligatoria para los amantes de los animales ya que, además, también cuenta con un centro de recuperación de tortugas abierto al público.
Al otro lado, Costa Calma es el lugar perfecto para aquellos que quieran disfrutar de la belleza de las playas de Fuerteventura sin renunciar a ningún lujo. Aquí, la arena dorada y el agua cristalina se combinan con elegantes hoteles y una excelente oferta gastronómica, que sorprende incluso a los paladares más exigentes.
Situada al otro extremo -en todos los sentidos- se encuentra Cofete. Custodiada por altas montañas, esta playa ofrece un paraíso virgen de aguas indómitas a todos aquellos que se aventuran a llegar hasta aquí. Muy cerca, se encuentra la pequeña aldea que da nombre a la playa, un remanso de paz en el que hace tiempo que se detuvo el reloj. Sus viviendas pesqueras datan del siglo XIX y son una señal inconfundible del magnetismo que emana de esta zona.