En lo alto de la degollada que da acceso a la villa histórica de Betancuria a través de la carretera FV-30, se encuentra el Mirador de Guise y Ayoze, los dos reyes aborígenes durante la conquista de la isla en el siglo XV, representados en sendas esculturas de bronce de 4 metros de altura. Una parada en este mirador es de valorar para apreciar desde la altura los paisajes suaves y redondeados de la zona más antigua y erosionada de Fuerteventura, al norte, y al sur, el barranco que desciende hacia Betancuria. Esta zona cuenta con una importante protección bajo la declaración del Parque Rural de Betancuria, e incluso llegó a ser una de las propuestas para la declaración del primer Parque Nacional de Zonas Áridas en todo el territorio nacional.