En una isla como Fuerteventura, cuyo litoral es todo playa, la de Esquinzo solo enriquece una oferta única con los atributos añadidos de su condición de refugio salvaje, referente de surferos y remanso de paz y sol. Mucho sol. En la localidad de La Oliva y en medio de la escarpada costa norte, mucho menos visitada y bastante desconocida, este enclave hace una pausa en el paisaje. Del negro volcánico se vuelve a pasar a la arena dorada, los baños y el azul oceánico marca de la casa. Marca de la isla.