Hay pueblos cuyo legado cultural nos habla de un pasado de esplendor. Es el caso de Antigua, en la llanura central de Fuerteventura: su casco atesora en su seno un conjunto de alto valor histórico y artístico que se refleja en su arquitectura. Pero si algo define el paisaje antigüense son sus molinos de viento, que se recortan en el llano y cuyas aspas, como antaño, son movidas por el suave y cálido soplo de los vientos alisios.